jueves, 4 de junio de 2009

Cambio de rumbo


En un momento dado uno tiene que enfrentarse a ese avismo al que llevaba tiempo sin asomarse, gritar y esperar a que te llegue el eco, y así darte cuenta de que hace tiempo que no te escuchabas. Y que tu voz no es como la recordabas. Ya no tiene afán de lucha. Ha, entonces es cuando decides que eso no puede ser.

Y vuelves a gritar... ¡eh!, eso se parece más.

Y gritas otra vez... SÍ, eso está mejor.

Y en un último intento desgarrador y lleno de furia y fuerza... ¡¡Ahí estaba!! El yo que habías olvidado.

Y te renuevas, vuelves a pisar la hierva con el pie descalzo y vuelves a sentir que tu espíritu corre libre entre sensaciones que hacía tiempo que no experimntabas.

Esa experiencia lisérgica que solo tus neuronas te pueden proporcionar. Un viaje, mucho mejor que el de Hunter S. Thompson pudo haber tenido con un poco más de control, que te lleva por el sorprendente camino que estabas esperando, ese cambio de rumbo que necesitabas.

¿Lo mejor? Redescubrir que los límites igual que te los pones, te los quitas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho esa última frase.
qué razón tienes Madelein!

Natalie Revolution dijo...

La última frase es la caña!
Qué postmoderna eres con tus múltiples "yo" y toda esa parafernalia... XD En este post te veo muy en plan "Mi vida sin mí"