Bueno, ya comenté en un post anterior mi situación como becaria, lo borré, no lo busques... El caso es que uno se da cuenta del tipo de falsedad que hay en este mundillo de plumillas. El caso es que hay gente maja, pero el trabajo es, simplemente, soso. De modo que mi experiencia basa en un amargo lugar de trabajo, en el que los números y los porcentajes borran las sonrisas y los sueños de la gente.
En un medio de tan supuesto calibre, yo imaginaba una borágine de pensamientos, gente activa, de gran corazón, poder o habilidad para comunicar. Pero no. Un aura gris se cierne sobre los departamentos que ocupan el corazón de la redacción. Quien más y quien menos intenta autoconsolarse con una sonrisa pegada en la cara, o con la última canción que han escuchado antes de salir del coche.
Pero por lo general me rodean fanáticos del sube y baja de la bolsa, Intereconomía martillea mis oídos durante cinco laaaarrrgggaaaasss horas.
Queda mi pequeña oda a Hernesto, mi pequeña revolución digital, es penoso, me limito a no corregir, durante dos semanas metiendo gazapos constantemente, hasta que dos semanas después... Tachán, llega la esperada frase de: mmm ¿inutilidad o levantamiento?.
LALALALALALA, POR FIN
Genial, seguiré igual hasta que me muera del asco o encuentre otro sitio donde pueda trabajar mejor, o trabajar, que no es mucho pedir....y menos por 360 euros.
En fin, si tenéis enchufe no dudéis en usarlo, hacedlo, os va a ir muuucho mejor.
Yo por lo pronto me voy a sumergir en Freaks de Tod Bowning (¡Gooble-gobble... we acept her...one of us!)